Mientras el me lavaba el rostro, con dos manos tomaba el agua y como de costumbre, doy gracias a Dios porque puedo disfrutar de abundante agua, puesto que en el pasado en la ciudad donde vivía fallaba mucho el suministro de agua y no importa el tiempo que pase siempre agradezco a Dios por el agua.
y dijo, “Disfruta el agua clara y abundante porque pronto no la vas a tener”– entonces pensé que cuando suceda yo no estaré viva.
Inmediatamente respondió, “Estás equivocada.”